

Estas botellas ( se trabajó una pequeña serie) pertenecen al pasado invierno, y dentro del juego del recuerdo, y la vuelta a largas menciones, buscábamos asaltar ese formato tan concurrido y repleto de cualidades; ese recipiente cargado de vida y destrucción, sugestivo y amargo. Para ello recurrimos a diferentes elementos, barros finos que contrasten con otros duros, colores limpios con otros sucios, creciendo mediante construcción de capas, una tras otra, como pequeños tragos, largos, tambaleándonos en todo momento, pero intentando mantenernos recto. Grietas y arrugas combinan con sonrisas, mentiras y verdades. Una botella y todo lo que provoca y evoca. La zona sucia. Un camino y un clásico.