Mi propia contrapartida a la entrada los siete magníficos, mis siete samurais, ceramistas japoneses de enorme valor, estupendos, de naturaleza sin limites y belleza. Como ceramista y consumidor de cerámicas, me atraen como un imán, como la tierra a los cuerpos, relatividad se llama, sin poder oponerme, imposible, impasible y maravilloso, según la distancia y la caída.
Para empezar Kioe, nada mas y nada menos, sencillez y locura, tradición y presente, acústica y electrónica, pura esencia de mis sensaciones antes descritas, magnetismo se llama. Poco puedo añadir ni quiero, sirvan otro whisky por favor. ¿Lo compartimos?
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