Interrumpimos el último serial para ofrecer y completar uno de los tantos compromisos adquiridos, ese de los contrastes de interpretaciones de trabajos propios, ¿Te acuerdas? Pues te explico o recuerdo por si... Concentrémonos en los vasos de cerveza, aquellos antipáticos que nos hacían sangrar por los labios al contactar con el borde, que nos desanimaban a beber de ellos, incoloros y de poca gracia. Los que enseño hoy pertenecen a una de las primeras series (cuando éramos jóvenes) vasos para beber cerveza, pero soportables y utilizables para cualquier liquido. Las diferencias son bastantes, estos mucho más cálidos, tanto en tacto en la mano como en los labios, mucho menos críticos, mucho más limpios, pero sin caer en la vulgaridad, o eso espero, e intentando transmitir igualmente sensaciones, en este caso agradables, blanco o negro, a medio llenar o vaciar...
Los vasos de cerveza, he de admitirlo, son unas de mis debilidades, tanto en cristal como en cerámica, y he creado miles, utilizados miles, llorado internamente por romperlos muchas veces, uno de mis clásicos.
La respuesta al juego del contraste la encontrarás al visitar las viejas entradas a este blog, son las consecuencias que suceden al no estar al día, sobre todo por mí, sufridas por ti. Levanta ese vaso y brindemos!
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